La Misión
Hermandad clásica de Vísperas donde las haya, la cofradía claretiana buscó ayer el aroma del azahar que se expande por todo Heliópolis y no dejó indiferente a nadie de los muchos que acudieron a contemplar su portentoso misterio.
El buen hacer de Antonio Santiago —lo que le queda, maestro, hasta que entre el palio de la Resurrección— dio mucha más prestancia al andar del paso.
Pero las miradas de esta corporación están puestas en la Carrera Oficial o, lo que es lo mismo, en llegar a la Catedral. Los comentarios de la gente iban en esta dirección.
Quién sabe si ayer contemplamos por última vez al Cristo de la Misión sólo por su barrio
Hermandad clásica de Vísperas donde las haya, la cofradía claretiana buscó ayer el aroma del azahar que se expande por todo Heliópolis y no dejó indiferente a nadie de los muchos que acudieron a contemplar su portentoso misterio.
El buen hacer de Antonio Santiago —lo que le queda, maestro, hasta que entre el palio de la Resurrección— dio mucha más prestancia al andar del paso.
Pero las miradas de esta corporación están puestas en la Carrera Oficial o, lo que es lo mismo, en llegar a la Catedral. Los comentarios de la gente iban en esta dirección.
Quién sabe si ayer contemplamos por última vez al Cristo de la Misión sólo por su barrio
fotos:Daniel valencia
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video:daniel valencia
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